Can policosanol be a weapon against COVID-19?
DOI: https://doi.org/10.26445/06.03.11
Carlos Enrique Salgado-Fuentes1, Emmanuel Zayas Fundora2
1Universidad de Ciencas Médicas de Guantánamo. Guantánamo, Cuba. 2Hospital Clínico Universitario Manuel “Piti” Fajardo. Universidad de Ciencias Médicas de La Habana. Facultad de Ciencias Médicas “Manuel Fajardo”. La Habana
La pandemia de la COVID-19 ha alcanzado un acelerado crecimiento a nivel mundial afectando de forma importante los sistemas sanitarios de más de 190 países. Aunque la insuficiencia respiratoria continúa siendo la característica distintiva y la principal causa de muerte en los casos de COVID-19 de gravedad moderada o alta, se han descrito varias complicaciones cardiovasculares y numerosos casos de enfermedad tromboembólica. La enfermedad grave por SARS-CoV-2 se asocia a alteraciones evidentes de la hemostasia representadas principalmente por fenómenos trombóticos que pueden presentarse en todos los lechos vasculares.(1,2)
En el Hospital Universitario 12 de Octubre durante los meses de marzo y abril de 2020 (el pico más alto de infección en Madrid) fueron atendidos 2.943 pacientes confirmados con COVID-19. De ellos, 106 pacientes presentaron procesos trombóticos vasculares (arteriales o venosos) sintomáticos; 11 pacientes presentaron trombosis vasculares múltiples en diferentes territorios y de diferente naturaleza. Martínez Chamorro y col. concluyeron que los pacientes con COVID-19 tienen una prevalencia aumentada de tromboembolismo pulmonar (26%). Estos resultados demuestran un vacío importante en cuanto a las conductas terapéuticas de estos pacientes y la necesidad de buscar alternativas terapéuticas. (3,4)
Los mecanismos fisiopatológicos involucrados en la coagulopatía en COVID-19 no se conocen completamente, sin embargo, existen evidencias que ayudan a explicarla. Un punto fundamental en la fisiopatología es la endotelitis, caracterizada por disfunción, lisis y muerte endotelial, lo cual a su vez genera exposición de las capas que se encuentran por debajo del endotelio, denominado subendotelio, que a diferencia del endotelio es una superficie trombogénica a la cual se adhieren las plaquetas tapizando toda el área que quedó expuesta .También se induce un estado protrombótico debido a la libreación de mediadores de inflamación entre los que se destaca el Tromboxano A2.(2-5)
Los fenómenos mencionados ocasionan un estado de trombofilia, que en buena parte es producto de la hiperagregabilidad plaquetaria y además por la liberación de vesículas o micropartículas, dando de esta manera un importante lugar a los antiagregantes plaquetarios en el plan terapéutico para la COVID-19.
Entre estos fármacos se destacan los salicilatos (AAS), los cuales suprimen la función plaquetaria en gran parte mediante la inhibición inducida por acetilación irreversible de la serina 530 de la ciclooxigenasa-1 (COX-1) y, en consecuencia, se inhibe la síntesis del tromboxano A2 (TXA2), el cual es producido por las plaquetas activadas. Sin embargo múltiples fármacos que han demostrado importantes efectos antiagregantes no han sido valorados actualmente para su administración en pacientes COVID-19 positivos.
El Policosanol es uno de esos fármacos que podrían tener un efecto positivo en el pronóstico y evolución de los pacientes.(5)
El policosanol, mezcla de 8 alcoholes alifáticos primarios de alto peso molecular purificada de la cera de caña, produce efectos pleiotrópicos, entre los que se destaca su acción antiagregante plaquetaria demostrada experimental y clínicamente, la cual se acompaña de una reducción de las cifras plasmáticas de TXA2 y una tendencia al aumento de PGI 2.
Se ha demostrado que el policosanol inhibe la actividad de la COX-1, lo que podría constituir el fundamento de su acción antiagregante. Además, estudios experimentales y clínicos han demostrado que el policosanol produce efectos antioxidantes, y reduce las células endoteliales circulantes en plasma.(6)
Valdes y col. demostraron que dosis únicas de este medicamento (10-50 mg) inhibieron significativa y modestamente (< 20%) la agregación plaquetaria a la epinefrina y al adenosín difosfato (ADP) en voluntarios sanos, mientras 20 mg/día durante 7 días redujo la agregación por epinefrina (22,5%), ADP (21%) y colágeno (11,6%). Una dosis menor (10 mg/día) durante más tiempo (14 días) inhibió la agregación por Ácido araquidónico (25,8%), epinefrina (17,8%), y colágeno (16,0%).(7)
Arruzazabala y col. Identificaron que el policosanol (20 mg/día) administrado por 7 días fue más efectivo en inhibir la agregación a la epinefrina (32,6%) y al ADP (37,3%) que el AAS (100 mg/ día), el cual inhibió más la agregación al colágeno (61,4%), inhibió la agregación por epinefrina (21,9%) pero no al ADP. La terapia policosanol + AAS redujo marcadamente la agregación al colágeno (71,3%), epinefrina (57,5%) y ADP (31,0%).(8)
Teniendo en cuenta lo planteado anteriormente sería adecuado valorar el potencial del policosanol como fármaco coadyuvante en el tratamiento de los pacientes COVID-19 positivos desde etapas iniciales de la enfermedad, teniendo esta intervención objetivos preventivos con respecto a las complicaciones trombóticas. Sería oportuna la realización de estudios rigurosos enfocados a la comprobación objetiva de estas posibilidades terapéuticas.
The COVID-19 pandemic has reached an accelerated global scale and has had a major impact on the health systems of more than 190 countries. While respiratory failure remains the hallmark and leading cause of death in moderate to severe COVID-19 cases, several cardiovascular complications and numerous cases of thromboembolic disease have been reported. Severe SARS-CoV-2 disease is associated with evident alterations of haemostly represented by thrombotic phenomena that can occur in all vascular beds.(1,2)
At the Hospital Universitario 12 de Octubre during the months of March and April 2020 (the highest peak of infection in Madrid), 2,943 patients confirmed with COVID-19 were seen. Of these, 106 patients had symptomatic vascular thrombotic processes (arterial or venous); 11 patients had multiple vascular thromboses in different territories and of different nature. Martinez Chamorro et al. concluded that patients with COVID-19 have an increased prevalence of pulmonary thromboembolism (26%). These results demonstrate an important gap in the therapeutic behaviour of these patients and the need to look for therapeutic alternatives. (3,4)
The pathophysiological mechanisms involved in coagulopathy in COVID-19 are not fully understood, however, there is evidence to help explain it. A fundamental point in the pathophysiology is endothelitis, characterised by endothelial dysfunction, lysis and death, which in turn generates exposure of the layers below the endothelium, called the subendothelium, which unlike the endothelium is a thrombogenic surface to which platelets adhere, covering the entire exposed area. A prothrombotic state is also induced due to the release of inflammatory mediators, among which Thromboxane A2 stands out.(2-5)
The aforementioned phenomena cause a state of thrombophilia, which is largely due to platelet hyperaggregability and also to the release of vesicles or microparticles, thus giving an important place to platelet antiaggregants in the therapeutic plan for COVID-19.
Prominent among these drugs are the salicylates (ASA), which suppress platelet function largely through irreversible acetylation-induced inhibition of serine 530 of cyclooxygenase-1 (COX-1) and consequently inhibit the synthesis of thromboxane A2 (TXA2), which is produced by activated platelets. However, multiple drugs that have demonstrated significant antiplatelet effects have not currently been evaluated for administration in COVID-19 positive patients.
Policosanol is one of those drugs that could have a positive effect on the prognosis and outcome of patients.(5)
Policosanol, a mixture of 8 high molecular weight primary aliphatic alcohols purified from cane wax, produces pleiotropic effects, including an experimentally and clinically demonstrated antiplatelet action, which is accompanied by a reduction in plasma TXA2 levels and a tendency for PGI 2 to increase.
Policosanol has been shown to inhibit COX-1 activity, which may underlie its antiplatelet action. In addition, experimental and clinical studies have shown that policosanol produces antioxidant effects, and reduces plasma circulating endothelial cells.(6)
Valdes et al. demonstrated that single doses of this drug (10-50 mg) significantly and modestly (< 20%) inhibited platelet aggregation to epinephrine and adenosine diphosphate (ADP) in healthy volunteers, while 20 mg/day for 7 days reduced aggregation by epinephrine (22.5%), ADP (21%) and collagen (11.6%). A lower dose (10 mg/day) for longer (14 days) inhibited aggregation by arachidonic acid (25.8%), epinephrine (17.8%), and collagen (16.0%).(7)
Arruzazabala et al. identified that policosanol (20 mg/day) administered for 7 days was more effective in inhibiting aggregation to epinephrine (32.6%) and ADP (37.3%) than ASA (100 mg/day), which inhibited more aggregation to collagen (61.4%), inhibited aggregation to epinephrine (21.9%) but not to ADP. Policosanol + ASA therapy markedly reduced aggregation to collagen (71.3%), epinephrine (57.5%) and ADP (31.0%).(8)
In view of the above, it would be appropriate to assess the potential of policosanol as a coadjuvant drug in the treatment of COVID-19 positive patients from the early stages of the disease, with this intervention having preventive objectives with respect to thrombotic complications. Rigorous studies focused on the objective verification of these therapeutic possibilities would be appropriate.